Durante cuatro horas, se logró abastecer la demanda eléctrica de la isla canaria con energía limpia procedente de la Central Hidroeólica de Gorona del Viento.
El camino hacia un mundo verdaderamente sostenible ha dado estos días un paso adelante. Ya lo decía el presidente de EEUU, Barack Obama, la pasada semana: «Sólo tenemos una casa. No hay plan B», al referirse a su intención de que su país reduzca la emisión de gases de efecto invernadero, los principales responsables del calentamiento global. Lo que desconocía Obama es que un pequeño territorio en medio del Atlántico iba a servir de ejemplo al planeta pocas horas después de su declaración de intenciones. Hablamos de El Hierro, la isla más occidental de Canarias. Con una población de unos 10.000 habitantes, ha logrado abastecer la totalidad de la demanda eléctrica durante cuatro horas con energía cien por cien renovable. Un logro que ha sido posible gracias al proyecto Gorona del Viento y la Central Hidroeólica, inaugurada en junio de 2014.
Eran las 12 del mediodía del domingo 9 de agosto cuando los motores diésel se paraban. Tomaba el relevo la energía hidroeólica. En ese momento, El Hierro se convertía en una de las pocas islas sostenibles del mundo. «Un verdadero hito para Canarias, para Europa y para todo el planeta», asegura emocionada la presidenta del Cabildo herreño, Belén Allende. «Esto demuestra que se puede alcanzar el 100% de forma real en un futuro no muy lejano y dejar de consumir combustibles fósiles», recalca.
Y se está en el camino. «El Hierro ya es capaz de producir, de media, el 70% de la energía que se consume de forma cien por cien renovable. La isla disfruta de unas 3.500 horas de viento al año, por lo que picos como los que hemos vivido del 100% se irán sucediendo cada vez más a menudo», declara Allende.
La central hidroeólica aúna dos sistemas que se complementan. Por un lado, una fuente intermitente como la energía eólica y un sistema hidráulico de almacenamiento por bombeo y generación a partir de un salto entre dos depósitos. Esta combinación da seguridad al suministro y permite regular las fluctuaciones de la energía eólica.
«La clave de este proyecto es que contamos con una batería natural que permite almacenar la energía renovable que se acumula», afirma Gonzalo Piernavieja, director de I+D+I del Instituto Tecnológico de Canarias, involucrado en el proyecto desde sus inicios. «Ya existe una pequeña isla en el Pacífico que se autoabastece con energía limpia a través de paneles solares, pero apenas supera los mil habitantes», declara. De ahí lo relevante de este sistema que cubre la demanda de casi 11.000 personas.
El técnico del ITC asegura que «son muchos los países que se han interesado por el proyecto. Este sistema es perfectamente exportable. De hecho, analizando diversos parámetros hemos identificado unas cien islas en el mundo en las que se podría desarrollar».
Este sistema pionero entró en funcionamiento en junio de 2014 tras un largo periplo. «Al ser un proyecto innovador ha habido que adecuarlo a la normativa. Este año ha servido de prueba y ahora tiene que madurar», sostiene Piernavieja.
Fue en un pequeño despacho de las instalaciones de la compañía eléctrica Unelco, en Tenerife, donde comenzó a gestarse este proyecto. En 1981 el entonces ingeniero y presidente del Cabildo de El Hierro, Tomás Padrón, le contaba su idea al delegado de la empresa, Ricardo Melchior, que años después se convertiría en presidente del Cabildo de Tenerife. «Yo lo tenía todo en mi cabeza y sabía que era posible», sostiene Padrón.
A partir de ahí comenzó un recorrido por instituciones regionales, nacionales e incluso europeas en busca de apoyos. «Recuerdo que me reuní con Loyola de Palacio en Bruselas. Ella era la comisaria de Transporte y Energía y calificó la idea de ejemplarizante», recuerda. Desde ese momento hasta ahora han transcurrido más de tres décadas.
«Cuando me transmitieron el domingo que la isla del Hierro estaba siendo abastecida por la Central Hidroeólica de Gorona del Viento, la verdad es que no me quedó más remedio que derramar lágrimas de alegría pensando en que había llegado el día, la realidad tanto tiempo soñada», manifiesta Padrón. Asegura que se ha plantado una semilla innovadora que irá germinando y aplicándose a otros puntos del planeta. «La isla de El Hierro está acostumbrada a luchar, y aquí la constancia y la tenacidad han tenido recompensa»
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