Tan solo cinco años después de que el avión comercial de Havilland Comet -uno de los primeros aviones comerciales diseñados con ventanillas cuadradas– se introdujese en el mercado, tres de sus unidades sufrieron una serie de trágicos accidentes.
El tercer accidente en 1954 llevó a los investigadores a la conclusión de que los tres siniestros fueron causados por la rotura de los marcos de las ventanas.
Se llegó a la conclusión de que las ventanas cuadradas no soportan el estrés causado por el aumento de la presión en cabina en vuelos a gran altitud. Desde que se produjeron estos accidentes con los de Havilland Comet, las ventanas de los aviones se diseñaron con bordes redondeados, ya que una forma ovalada permite una distribución más uniforme de la presión.
El motivo es sencillo. Si las ventanas fueran cuadradas, en sus esquinas se concentraría una presión mayor (debido a que el aire circularía de una manera más difícil), lo cual, a la larga, podría provocar fracturas que afectaran al fuselaje.
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